martes, 7 de febrero de 2012

Consuelo


Me regocijo en el consuelo del amor de Dios.

Soy responsable de mi felicidad y mi paz mental. Cuando descanso en momentos callados de oración, puedo sentir la presencia de Dios en mí y a mi alrededor. Mis preocupaciones se disipan y mis temores se disuelven. Encuentro paz en la conciencia de que Dios, la fuente eterna de consuelo, está conmigo siempre.

Saber que nunca estoy solo me da fortaleza. La seguridad de la ayuda siempre presente aumenta mi gozo. Aplico este conocimiento a cada parte de mi vida.

Bien sea que pague cuentas, vea a un médico, cuide de un ser querido o vea las noticias, la presencia de Dios me consuela. Sé que dondequiera que esté, Dios está. Éste es el consuelo mayor de todos.

Cambiaré su llanto en gozo, los consolaré y los alegraré de su dolor.--Jeremías 31:13

-La Palabra Diaria.

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