lunes, 9 de enero de 2012

Libre

No soy yo, sino el Cristo en mí quien hace la obra.

Aveces estoy tan ocupado solucionando mis problemas que descuido vincularme con el poder del Cristo morador. Calladamente y con confianza, descanso de todo esfuerzo humano y me aferro al poder del Cristo, el cual nunca se cansa ni fracasa.

El Cristo morador me libera del esfuerzo, el estrés o la lucha. La tensión se disipa cuando permito que el espíritu crístico obre en mí y por medio de mí. Mi vínculo con el poder del Cristo es fortalecido cuando descanso y soy receptivo.

Libre y sin ataduras, permito que el fluir de la energía, la guía, la inteligencia y el poder divinos obren por medio de mí. Nada depende de mí solo. Me dirijo al Cristo morador para que me ayude con todo. Al hacerlo, soy liberado.

Cristo es el todo y en todos.--Colosenses 3:11

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