Entrego mis preocupaciones al poder de Dios en mí.
Quizás
me gustaría manejar y controlar las acciones de los demás; sin embargo,
tratar de hacerlo lleva a la frustración. Mis intenciones pueden ser
buenas, pero yo no puedo tomar decisiones por mis seres queridos. En su
lugar, lo que puedo hacer es soltar —dejar ir y dejar a Dios actuar.
Dejo ir la necesidad de estar a cargo y permito que el amor de Dios resplandezca. Dejo ir cualquier temor, enojo o duda. Al liberar mis preocupaciones, entregándoselas a Dios, la energía divina surge por medio de mí y me lleno de serenidad, fortaleza y valor. Dios está en toda situación, y todo está bien. Hoy, paso a paso, dejo ir y dejo a Dios actuar.
Dejo ir la necesidad de estar a cargo y permito que el amor de Dios resplandezca. Dejo ir cualquier temor, enojo o duda. Al liberar mis preocupaciones, entregándoselas a Dios, la energía divina surge por medio de mí y me lleno de serenidad, fortaleza y valor. Dios está en toda situación, y todo está bien. Hoy, paso a paso, dejo ir y dejo a Dios actuar.
No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. —Filipenses 4:6
-La Palabra Diaria.
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