lunes, 3 de octubre de 2011
Curación
La vida divina fluye en mí, sanando mi mente y mi cuerpo.
Dentro de cada semilla yace la esencia de todo lo que puede llegar a ser. La vida fluye, dirigiendo el crecimiento hacia su madurez. Si una estación es demasiado cálida o demasiado fría, las hojas del retoño quizás se encrespen, pero su esencia permanece fuerte. Con los nutrientes apropiados, la lluvia y el sol, nueva vida surge como hojas, flores y fruto.
Quizás yo esté pasando por una estación de duda, tristeza o retos físicos, pero es sólo una estación. La esencia de vida perfecta permanece en mí, lista para fluir como energía, salud y paz. Al orar abro mi corazón al fluir sanador de Dios en mí. Siento agradecimiento por las estaciones de curación en mi vida.
Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.—Proverbios 4:23
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