Andaba, solo andaba, sin un lugar donde llegar.
Simplemente disfrutaba y por el instinto me dejaba llevar.
Curiosos lugares encontraba escondidos entre los parajes por lo que paseaba.
Sentí que a algo me acercaba, cada vez con más fuerza lo notaba.
Cada paso que recorría hacía que tuviese más energía.
De lejos lo vi aparecer, lo más bello que mis ojos pudieron ver.
Un lugar repleto de animales, libres y de todas las clases.
Caballos, perros, leones, cerdos, periquitos, mapaches...
cualquier animal en el que pensase lo podría encontrar en un instante.
Era algo maravilloso, todos reunidos, pequeños topos sin miedo a los grandes osos.
Convivían en una comunidad, en la que unos a otros siempre se iban a ayudar.
De pronto se giraron, vieron mi cara de asombro y... no huyeron, esperaron.
En mi mente apareció, una frase que desde entonces no olvido,
"Nosotros creemos en el perdón, a pesar de la destrucción que habéis causado tu y toda tu civilización, sabemos que no sois malvados y solo por eso merecéis ser perdonados."
Se acercaron todos a mi lado, me sentí abrazado, una gran energía me recorría por todos los costados.
Sentí esa mágica sensación, sentí la grandeza del amor...
Ayudar a los demás es ayudarte a ti mismo. Aprende a amar, ama todo lo que puedas, ama al máximo. Recuerda que "la felicidad no es una estación a la cual se llega si no una forma de viajar".
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