sábado, 15 de octubre de 2011

¿QUÉ COSAS TE TIENEN PRISIONERO?

Reflexionemos con esta maravillosa historia de la india.

Dunichand era un mercader muy rico, orgulloso de sus riquezas y posesiones. Por cada negocio exitoso que realizaba hacía colocar una bandera en su techo. Varias banderas ondeaban en el techo de su casa, proclamando su fortuna al mundo. Un día su Gurú le dijo:
-Hermano ¿me harías un favor?
-Por supuesto Maestro ¿qué no haría yo por ti? dijo Dunichand con gran reverencia- ordena y tu sirviente te obedecerá.
El Gurú le dijo:
-Te doy esta aguja. Todo lo que pido de ti es que la guardes en un lugar seguro, y que me la devuelvas cuando nos encontremos otra vez en el próximo mundo.
-Será mi privilegio así hacerlo-dijo Dunichand.
Llevó la aguja a su esposa:
-El gran Gurú me ha encargado guardar esta aguja con seguridad y devolvérsela a él cuando nos encontremos en el próximo mundo- le dijo a ella.
Dunichand no se percató de las implicancias de la tarea que le encomendó el Gran Gurú.
Pero su mujer le dijo:
-¿Qué te pasó? como puedes tomar esta aguja y devolvérsela al Gurú cuando te encuentres con él en el próximo mundo? ¿Como puedes llevar esta aguja contigo?
Cuando esta comprensión le golpeo a Dunichand, exclamó:
-Es cierto ¿cómo puedo llevar esta aguja? ¡No puedo llevar nada! inclusive mis manos y mi cuerpo serán dejados atrás! ¿Cómo puedo llevar esta aguja conmigo?
Inmediatamente regresó a ver al Gurú y le dijo:
-Maestro este trabajo que me pediste que hiciera es humanamente imposible. ¿Cómo puedo hacer?¿cómo puedo llevar esta aguja conmigo y dártela en el próximo mundo?
Entonces el Gurú le dio una mirada que le penetró el corazón y dijo:
-Si no puedes llevar contigo ni siquiera una pequeña aguja ¿de qué te valen tantos millones?
Dunichand aprendió una lección de más valor que todas sus riquezas.

viernes, 14 de octubre de 2011

El Puente del Arco Iris


En memoria a mi amado Happy y a todas nuestras mascotas que nos dejaron, pero aún siguen en nuestro corazón:

El Puente del Arco Iris

Hay un puente que queda entre el Paraíso y la Tierra, y se llama Puente del Arco Iris.

Cuando un animal que ha sido especialmente amado por alguien aquí en la Tierra muere, entonces va al Puente del Arco Iris.

Allí hay valles y colinas para todos nuestros amigos especiales, para que ellos puedan correr y jugar juntos.

Hay mucha comida, agua y sol, y nuestros amigos se encuentran cómodos y al abrigo.

Todos los animales que han estado enfermos o que eran ancianos, recuperan su salud y vigor; aquellos que fueron heridos o mutilados recuperan lo perdido y son fuertes nuevamente, tal como los recordamos en nuestros sueños de días y tiempos pasados.

Los animales están felices y contentos, excepto por una pequeña cosa: cada uno de ellos extraña a alguien muy especial, alguien a quien tuvo que dejar atrás.

Todos corren y juegan juntos, pero llega un día en que uno de ellos se detiene de repente y mira a la lejanía. Sus brillantes ojos se ponen atentos; su impaciente cuerpo se estremece y vibra. De repente se aleja corriendo del grupo, volando sobre la verde hierba, moviendo sus patas cada vez más y más rápido.

Tú has sido avistado, y cuando tú y tu amigo especial finalmente se encuentran, los dos se abrazan en un maravilloso reencuentro, para nunca separarse de nuevo. Una lluvia de besos cae sobre tu rostro; tus manos acarician nuevamente la cabeza amada, y puedes mirar nuevamente a los confiados ojos de tu mascota, tanto tiempo apartada de tu vida, pero nunca ausente de tu corazón.

Entonces los dos cruzan el Puente del Arco Iris juntos... para no separarse nunca más.

Autor desconocido

Consuelo


El gran amor de Dios alivia mi mente y me proporciona consuelo.

Un niño con una rodilla raspada, un atleta olímpico que termina en cuarto lugar o una familia joven que pierde su casa, sienten diferentes tipos de dolor. En cada caso, el amor y el apoyo de un amigo querido o de un familiar les brinda consuelo. Mas aun hasta el amor más grande palidece en comparación con el amor incondicional y eterno de Dios. Cuando estoy triste, confío en que el amor divino sosiega mi mente y fortalece mi corazón.

Si siento dolor, la presencia de Dios en mí me brinda paz. Todos somos creaciones amadas de Dios y aunque en un momento podamos sentirnos descorazonados, el amor divino nos provee Su consuelo eterno.

Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros.—Isaías 66:13

martes, 11 de octubre de 2011

Confianza


Recibo con confianza las oportunidades que la vida me ofrece.

Cuando un niño está aprendiendo a caminar, las caídas son más numerosas que los pasos. Mas caerse le ayuda, finalmente, a encontrar su equilibrio. Las caídas no descorazonan al infante. El apoyo y soporte de otros lo alientan a que continúe tratando. Practico esta lección al explorar mi potencial no descubierto todavía.

Siento gratitud por saber que cuento con el apoyo y la guía divinas según aprendo cosas nuevas y expando mis habilidades existentes. Cuando tengo dificultades, continúo avanzando con fe. Practico, progreso y prosigo con confianza. Al dar pequeños pasos hacia nuevas oportunidades, edifico mi confianza en los dones que Dios me ha dado.

Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto de vosotros. Estoy lleno de consuelo.—2 Corintios 7:4

lunes, 10 de octubre de 2011

Creatividad


Diseño mi vida en cooperación con lo Divino.

En esta experiencia humana, ¿qué es lo que más me gusta hacer? ¿Qué hace que mi espíritu se remonte? Quizás sea bailar, cantar o tocar la guitarra. Tal vez dibujar, pintar o tallar madera. Cualquiera que sea la actividad, determino añadirla a mi rutina.

Expresar creatividad eleva mi espíritu y me llena de energía. Permito que el entusiasmo y los dones innatos cobren expresión. Mi mente y cuerpo se avivan a medida que me unifico con el poder creativo del Espíritu.

Permito que este poder irradie por medio de mí de maneras nuevas. Disfruto de una vida rica y abundante a medida que demuestro receptividad al continuo fluir de las ideas divinas que surgen de mi interior.

Y lo ha llenado del espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte.—Éxodo 35:31

domingo, 9 de octubre de 2011

Paciencia


Hoy elijo demostrar paciencia, y ser compasivo y amable.

Cada día tengo la oportunidad de cultivar y fortalecer cualquier cualidad que elija. Hoy elijo desarrollar la cualidad de la paciencia. Al cocrear mi vida con Dios, determino ser paciente y saber que todo sucede a su tiempo. “Todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Al afirmar salud, abundancia, paz y sabiduría, espero con aplomo la demostración. En el silencio de la oración, avivo la entereza y la seguridad del espíritu de Dios en mí.

En mi trato con los demás, ejercito el don divino de la paciencia. Vivo y trato a los demás con la bondad y la compasión que son el resultado natural de un corazón y una mente pacientes.

Vestíos, pues, … de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.—Colosenses 3:12

-La Palabra Diaria

viernes, 7 de octubre de 2011

Ahora


Ahora es el momento del Espíritu, de oración contestada, de bendiciones.

Al pensar en el eterno ahora, me doy cuenta de que el presente es un momento divino. En Dios no hay ni pasado ni futuro. Dios reconoce solamente el ahora, en el cual las oraciones son contestadas y los deseos satisfechos. Las bendiciones se manifiestan, se hacen visibles, se expresan y se hacen tangibles en el ahora.

Al vivir en el eterno ahora de Dios, puedo percibir las bendiciones que ya son mías. Nada puede impedir que mi bien venga a mí. Consciente del momento presente, ya no busco cumplir mis anhelos en el mañana. Sé que mi bien está aquí, hoy. Sólo tengo que aceptarlo para ver la manifestación. Vivo en el eterno ahora, recibiendo bendiciones del Espíritu a cada momento.

El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado.—Marcos 1:15

La Palabra Diaria

Vida abundante


La abundancia no es una condición sino una actitud. Piensa en la pregunta muy popular: “Está el vaso medio lleno o medio vacío?” La manera como respondas puede darte una idea de tu conciencia de prosperidad.

En su libro Economía espiritual, Eric Butterworth explica: “La palabra prosperidad proviene de la raíz latina cuya traducción literal es: ‘según la esperanza' o ‘avanzar con esperanza'. De aquí que no es tanto una condición en la vida como una actitud hacia la vida”.

Sustancia universal
En en nivel espiritual, la abundancia es universal, omnipresente —por medio de la naturaleza, por medio del fluir infinito de inspiración, en tus relaciones personales con Dios y con los demás y en tu salud.

¿Crees que tu vida es abundante? Deberías hacerlo, porque la abundancia te rodea. Sigue tu guía interna para que reclames y disfrutes de todo lo que la vida te ofrece. Cada día es una oportunidad de avanzar para crecer espiritualmente, experimentar y lograr más que nunca. Tu mente está fértil con las ideas divinas y creativas. Estás rodeado por amor y sabiduría infinitos.

Éste es el momento de  traer esta conciencia de prosperidad a tu diario vivir. Al hacerlo, recuerda estas sugerencias apropiadas de Eric Butterworth:


  • Haz el compromiso de entrar y mantenerte en la corriente positiva de la vida.
  • Rechaza compartir conversaciones informales acerca de lo mal que está la economía, el alto costo de la vida o acerca de cualquier cosa a la cual no quieras decir “sí”.
  • Elimina de tu conciencia pensamientos tales como “no puedo”, “tengo miedo” y “no hay suficiente”.
  • Habla solamente de las cosas que quieres que vivan y prosperen.
  • Mantén tus pensamientos centrados en las ideas de abundancia, suficiencia y bienestar.
  • De vez en cuando, da a tu conciencia una dosis de optimismo al afirmar algo como: Dios es mi fuente de provisión instantánea, constante y abundante.

Recuerda, eres uno con Dios —la fuente de todo lo que necesitas.

Afirmación:

Dios es mi fuente, mi provisión todo suficiente. Tengo todo lo que necesito para nutrirme, sostenerme y prosperarme hoy y todos los días.

jueves, 6 de octubre de 2011

Corazón abierto


Abro mi corazón y oro por otros.

Durante Su ministerio, Jesús abrió Su corazón a las necesidades de otros y oró. Siguiendo Su ejemplo, incluyo a otros en mis oraciones. Bien esté en el trabajo, en la iglesia, en la tienda, conduciendo mi automóvil o haciendo los quehaceres del hogar, mantengo a otros en oración.

Mi oración puede ser tan sencilla como “Gracias” o “Dios te bendice”. Cada instante en el que dirijo mis pensamientos al espíritu de Dios en mí, es una oración. Siento gratitud por esos momentos, porque me permiten expresar mi fe y bendecir a las personas cuyas vidas tocan la mía. Mis oraciones son amorosas, compasivas y alentadoras. Al abrir mi corazón en oración, envío amor a los demás y me convierto en un canal para el bien.

No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás.—Filipenses 2:4

martes, 4 de octubre de 2011

Paz Mundial

Vivo en paz con toda la humanidad.

Si veo las noticias o discuto los acontecimientos mundiales con amigos o compañeros de trabajo, puede parecer que existe violencia y caos en todas partes. ¿Qué puedo hacer para marcar la pauta?

La oración de San Francisco de Asís reza: “Que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar; … ser comprendido, sino comprender”. Sigo estos consejos en mi vida. Oro también por líderes mundiales, para que tomen decisiones que fomenten la armonía. Al orar y meditar, acreciento mi don de la paz. Al avivarla, genero una energía sosegadora, y donde había estrés ahora hay calma. Conozco la Verdad; todas las personas son mis hermanos y hermanas, y podemos vivir en paz.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.—Juan 14:27

-La Palabra  Diaria

lunes, 3 de octubre de 2011

Curación


La vida divina fluye en mí, sanando mi mente y mi cuerpo.

Dentro de cada semilla yace la esencia de todo lo que puede llegar a ser. La vida fluye, dirigiendo el crecimiento hacia su madurez. Si una estación es demasiado cálida o demasiado fría, las hojas del retoño quizás se encrespen, pero su esencia permanece fuerte. Con los nutrientes apropiados, la lluvia y el sol, nueva vida surge como hojas, flores y fruto.

Quizás yo esté pasando por una estación de duda, tristeza o retos físicos, pero es sólo una estación. La esencia de vida perfecta permanece en mí, lista para fluir como energía, salud y paz. Al orar abro mi corazón al fluir sanador de Dios en mí. Siento agradecimiento por las estaciones de curación en mi vida.

Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.—Proverbios 4:23